Conocí en mi carrera maestros extranjeros como el Alemán Lothar Munghlin que estuvo casado con Josefina Zoraida, otro polaco Jan Patula (+), uno gringo Brian Conaghton que me dio Historia de México, algunos mas pero no menos importantes. El contarlo a mis alumnos en un principio fue un acto de arrogancia que algunos me perdonaron, quizá ahora lo sea para mis amigos lectores, pero encaja bien en mi reflexión sobre la historia oral y la entrevista. Cuando cuento a mis alumnos que los dos primeros llegaron después de la segunda guerra mundial por circunstancias que “tontamente nunca pregunte” cuando los tenia enfrente pero que al ver sus actitudes me dejaron la impresión de que su migración quizá no había sido en circunstancias muy amables. Contar sus rasgos, lo nervioso, alterado y desalineado del polaco (recordemos que Alemania ataco Polonia en 1939) y los rasgos del Alemán, erecto, gallardo, ceja arqueada, blanquísimo, en fin con todos los rasgos germanos, mis alumnos cambian de actitud, haber tenido dos “recursos humanos” testigos y descendientes directos de aquella gran guerra enfrente de mi fue todo un suceso. Y que decir de mi querido Brian Conaghton que al verlo en el programa de Discutamos México me sentí muy orgullosa de decirles a mis alumnos, algunos se emocionaron y pensaron que esas personas tan intelectuales y preparadas no eran de otro planeta, que eran reales y alcanzables , así me lo dijeron.
¿Por que el rollo? Sin afán de presunción todos hemos tenido estas experiencias y quedan en nuestra memoria, pero nunca las escribimos, ¿Por qué?, ¿se nos hace poca cosa estos eventos tan cotidianos de nuestra existencia? Se imaginan que Benito Juárez nunca hubiera escrito sus memorias o que nunca se hubiera fotografiado a la “Adelita” por que era solo una mujer que hacia comida; mejor aún, imaginemos que algún alumno paso a la Historia de la humanidad por alguna aportación científica y en su biografía haya un apartado que nos mencione como aquella persona que lo alentó, que lo inspiro a triunfar. ¿Se imaginan como nos sentiríamos? ¿se imaginan toda la riqueza histórica que hemos dejado de escribir sobre nuestros abuelos, padres, tíos , amigos, alumnos, comunidad… la nuestra, solo por no tener el cuidado de documentarla?
Espero no haberlos aburrido pero es mi sentir, si queremos vincular la investigación con la docencia, la microhistoria con la universalidad, mi vida y la de mis alumnos con el presente histórico y tomar en cuenta todos los objetivos teóricos de las grandes obras que nos proponen los pedagogos, psicólogos o historiadores, etc. que esperamos tenemos la principal materia prima enfrente de nosotros todos lo días: nuestros QUERIDOS ALUMNOS.
Este fin de ciclo escolar, regalemos a ellos un ensayo donde digamos lo mucho que nos agrado trabajar con ellos, sus frases, las veces que nos enojamos, y también lo mucho que aprendimos, por que quizá sea el testimonio histórico que nuestros bisnietos conozcan de los maestros que somos hoy.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Hola profesora!Sus alumnos son muy afortunados en tener una maestra tan entusiasta, comprometida y preparada, seguramente muchos de ellos contarán a sus nietos quien era su maestra de historia en la secundaria. Hasta pronto.
ResponderEliminarConcuerdo enormemente con su publicación y fue muy grato leerla, generalmente le pido a mis alumnos que al final del ciclo escolar me escriban una carta para saber cómo se sintieron, qué aprendieron y lo que les gustaría que cambiara de mi labor como maestra, (así he recopilado algunos cientos de cartas) pero sería también maravilloso dedicarles tiempo para decirles lo mucho que valen para mi. Excelente idea
ResponderEliminarMaestra Jasmín tiene usted mucha razón cuando afirma que nos falta socializar nuestros encuentros con aquellas personas que por su historia de vida nos trasmitieron una forma de pensar, de sentir. Generalmente nos guardamos esas experiencias para nosotros mismos sin pensar que a través de nosotros los alunmnos pueden también acercarse a ellos. Y también nuestros alumnos conocen personas que los marcan para siempre porque no intercambiar esas experiencas de vida que son de las que se nuestro la historia que más adelante veremos plasmada en un libro, película, obra de teatro o canción. Veamos con más humildad la enseñanza de la historia para poder vincularla con la realidad de nuestros alumnos sin que ello signifique desvirtuarla.
ResponderEliminarHola Jazmin; acabo de tomar el curso de metodologías de Historia, en primaria. Aun no logro apoderarme de todo, fue maravilloso encontrar tu blog, ojala puedas seguir escribiendo al respecto. Tu ejemplo de situación problema me aclaro dudas y lo que acabo de leer muestra como interactuas con lo que lees y haces tuya esa experiencia. felicidades.
ResponderEliminar